Son las 20:00 hrs y apenas vas llegando a casa. No tuviste un buen día en el trabajo.
Al regresar, el tráfico estaba muy pesado y tienes un fuerte dolor de cabeza.
¿Lo peor? Te espera una larga rutina de sueño que incluye bañar a los peques con agua tibia, preparar una leche con miel, hacer 10 minutos de ejercicio, escuchar 5 minutos de música relajante, hacer una meditación conjunta y leer un libro.
Ya a las 20:30 deben estar profundamente dormidos, pues esa fue la recomendación que encontraste en esa página web sobre “las mejores rutinas de sueño”.
Solamente de escribirlo, nos dio dolor de cabeza a nosotros.
Entendemos lo difícil que puede ser cumplir con estos horarios, hábitos y rutinas que nos sugieren para el día a día.
Y por eso, nos cuestionamos: ¿Es todo esto necesario?
Antes de responder esa pregunta, comenzaremos por entender qué es eso de horarios, rutinas, hábitos y cómo se relacionan.
¿Qué son las rutinas, los horarios y los hábitos?
La rutina parte cuando realizamos las cosas en un orden determinado para completar algo y siempre lo hacemos así.
Por ejemplo, el ritual de dormir que te describimos al principio de este artículo sería una rutina.
En general, la rutina genera estructura y da luces de un ambiente seguro y predecible para los peques. Ya que conocen todo lo que ocurrirá antes de, por ejemplo, ir a dormir.
Por el contrario, cuando hablamos de horarios, nos referimos al establecimiento de una hora determinada para llevar a cabo cierta actividad, por lo que suelen ser más rígidos.
¿Vemos un ejemplo? Sabemos que los peques deben acostarse todos los días a las 20:30 horas para que tengan 10 horas de sueño. Sí o sí, deben estar ya en la cama a esa hora.
Los horarios nos ayudan organizarnos mejor y hacer todas las actividades necesarias dentro de un tiempo determinado.
También nos permiten programar nuestro cuerpo y acostumbrarlo a ciertos hábitos saludables, como por ejemplo: acostarnos a cierta hora todos los días o comer en un horario específico.
Ahora, el hábito es una acción que ya estamos acostumbrados a llevar a cabo, casi que sin pensarlo. Por ejemplo: cepillarnos los dientes antes de ir a dormir.
Son de gran utilidad, ya que nadie tiene que recordarle al otro lo que debe hacer. Simplemente, lo hace y ya.
Los hábitos instaurados en nuestros peques, les permiten desarrollar autonomía: hacer actividades adecuadas a sus edades sin nuestra ayuda y sin necesidad de recordarles que las deben hacer.
En general, tanto las rutinas como los horarios nos ayudan a instaurar ciertos hábitos en nuestros peques.
Ya entendemos qué implica cada una, pero ¿Por qué es importante establecer horarios, rutinas y hábitos en los peques?
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Generan un ambiente estructurado que da seguridad a nuestros peques. Saben qué deben hacer y cuándo.
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Fomenta la responsabilidad y la constancia. Así evitan que, de adultos, se acostumbren a postergar o dejar las cosas a medias. Por el contrario, les genera compromiso.
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Ayudan a nuestros hijos e hijas a planificarse y organizarse, así como también a nosotros.
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El cuerpo se acostumbra a realizar algunas cosas a ciertos horarios, como por ejemplo activarse, dormir y comer. Y así puedes implementar hábitos saludables en si día a día.
Ahora, nos preguntamos ¿qué tan estrictos debemos ser a la hora de establecer estas rutinas y horarios?
Hábitos, horarios y rutinas sin exagerar
Sí, es verdad que para que el ambiente sea organizado y genere estructura, las rutinas y los horarios que establezcamos debemos mantenerlos por un periodo de tiempo.
Pero, a su vez, debemos velar por nuestra salud mental y la de nuestros peques.
¿Cuál es la clave para que funcionen? La flexibilidad y la posibilidad de poder hacer cambios sutiles por el bien de todos en casa.
Debemos estar muy atentos a que estas herramientas no generen estrés. Si esto pasa, en vez de tener un ambiente de estructura y paz, se genera uno de tensión y ansiedad y no es lo que queremos lograr.
¿Recomendamos las rutinas, horarios y hábitos? Por supuesto. Pero siempre tomando en cuenta cuáles son nuestras posibilidades reales y considerando los gustos y necesidades de nuestros peques.
¿Cómo hacer rutinas, hábitos y horarios efectivos?
Primero es necesario entender por qué estamos estableciendo una rutina o un horario: cuál es el objetivo, el beneficio y la finalidad. Saber esto nos ayudará a hacer cambios en caso de ser necesario.
En la medida en que sepamos por qué hemos establecido cada una de las rutinas u horarios, podremos evaluarlos en caso de ser necesario.
Por ejemplo, en general es bueno llevar a cabo una rutina de sueño para ayudar a nuestros peques a conciliarlo, pero ¿es necesario que sea tan extenso y agotante?
De esta forma, es importante ser constantes, más que rígidos.
¿A qué nos referimos? Que si un día no hacemos algo, no va a pasar nada.
Pero sí es importante que la constancia se mantenga durante varios días. Por ejemplo: podemos saltarnos las rutinas los domingos por ser días de descanso.
Por el contrario, sí podría ser contraproducente si no somos constantes y hacemos la rutina una vez a la semana. Así no va a surtir el efecto deseado.
¿Por qué? Porque no va a generar la sensación de seguridad en los peques y tampoco va a funcionar para establecer orden y estructura. Sin esto, los peques no van a saber qué deben hacer o qué esperamos de ellos.
¿Cómo sabemos cuándo no es sana una rutina o un horario?
Una rutina u horario deja de ser saludable cuando, en vez de representar una ayuda y estructura dentro del hogar, se transforma en un monstruo que nos persigue y nos genera estrés.
Muchas veces creamos una rutina para poder instaurar un hábito. Una vez que ese hábito ya existe (es decir: el peque hace la actividad sin que haya que pedirlo) puede que ya no sea necesaria la rutina.
Otras veces ideamos rutinas porque nos cuesta que nuestros peques hagan ciertas cosas, por ejemplo: irse a dormir. Entonces los ayudamos con un poco de estructura y con actividades que inviten a disminuir los niveles de energía.
Entonces, ¿qué podemos hacer cuando esto se convierte en una fuente de estrés?
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Cuestiona: en ese caso debemos cuestionarnos por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. ¿Necesito instaurar un hábito? ¿Cuál? ¿En qué me ayuda esta rutina? ¿Cómo nos afecta en casa? ¿Cómo se sienten mis peques?
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Reevalúa: las preguntas anteriores nos permitirán reevaluar lo que estamos haciendo y adaptarlo a una manera que nos aporte más. En ocasiones, puede que terminemos eliminando algunas rutinas que resultan innecesarias. Por ejemplo: respecto al ejemplo inicial, podemos elegir una o dos de las actividades para crear la rutina del sueño.
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Flexibiliza o cambia: ¿Podemos ser flexibles? Por supuesto que sí. No significa que si estamos buscando instaurar un hábito lo hagamos 1 día sí y 3 días no, porque no lo vamos a lograr. Pero sí significa que si un día hacemos algo un poco más tarde o no lo hacemos, no se va a acabar el mundo.
En internet hay mucha información, y puede que algunas cosas se adapten a nuestra realidad y necesidades, mientras que otras no.
Debemos tomar en consideración que cada hogar y peque son diferentes, por lo que quizás lo que funciona para uno para ir a dormir puede que no funcione con el otro.
Por esta razón, es muy importante tomar en consideración las características y preferencias de tus hijos a la hora de probar rutinas nuevas, de acuerdo a lo que queramos lograr y a las características de nuestro día a día.
¿Cómo te podemos ayudar a crear hábitos y rutinas saludables?
En Tapuy Casa Mágica tenemos muchas actividades que pueden ayudarte en el proceso de establecer rutinas y horarios para que sea entretenido para ti y tus peques.
Acá te damos algunas ideas entretenidas:
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Pueden elaborar susurradores para contar cuentos por la noche antes de irse a dormir.
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Pueden utilizar la técnica de Leporello para dibujar los pasos de una rutina y así será más fácil para los chicos recordarla.
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Pueden escribir los horarios de algunas cosas como un mensaje secreto que solo ellos sabrán cómo develar.
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A manera de collage, pueden plasmar cómo se estructura una de las rutinas ideadas.
Puedes seguirnos en Instagram: @mitapuy y contarnos cómo utilizas nuestras actividades para instaurar rutinas en casa.