Escrito por Patricia Villarroel, psicóloga educativa.
El bullying o acoso comienza en casa.
¿Es una información muy fuerte? Sí.
¿Necesaria? También.
El “bully” es la persona que practica el bullying o acosa a otras personas. Recordemos que el bullying hace referencia a un maltrato, que puede ser físico o psicológico, y se presenta de manera constante hacia una persona.
La violencia ejercida dentro del hogar es una de las prácticas que genera que niños y niñas presenten dificultades de conducta en las escuelas, incluido el bullying hacia los compañeros.
Y no hablamos solo de violencia física hacia menores de edad.
Hablamos también de violencia verbal y psicológica.
Sí, esas frases “inofensivas” que se dicen día a día y que se dicen sin mala intención, pero que ofenden o disminuyen a la otra persona.
- “Si sigues comiendo así, te vas a ver gordo/a”.
- Arréglate para que te veas menos feo/a.
También se pueden presentar en frases más hirientes, por ejemplo:
- No sirves para nada.
- Nunca haces bien las cosas.
- Eres como tu mamá/papá, siempre haces todo mal.
- Si eres tonto/a.
- Estoy harto/a de ti.
- Vete de la casa.
¿Alguna de estas frases te suena familiar?
Si las has dicho y te sientes culpable, ten en cuenta que estas frases han pasado de generación en generación de forma “inocente”.
Pero tú estás aquí hoy porque sabes que puedes ser un mejor ejemplo a seguir para tus peques y que la forma como les hablas y cómo tratas a otros frente a ellos influyen en su forma de relacionarse con otros.
Es decir, estás rompiendo el patrón. Y eso es admirable.
Aunque también toma tiempo. Así que haz un cambio a la vez y apóyate en acompañamiento profesional si consideras que es necesario.
¿Por qué el bullying comienza en casa?
Pues así alimentamos la autoconfianza y una autoestima saludable.
Es decir, las frases “inofensivas” que expusimos más arriba son formas de bullying.
¿Cómo afecta la violencia en el hogar a los niños y niñas?
- Dificultades para manejar la frustración
- Episodios violentos.
- Escaso manejo de las relaciones interpersonales.
- Baja autoestima.
- Necesidad de disminuir a las otras personas, por medio de maltratos e insultos.
¿Qué puedo hacer para prevenir que mi hijo sea bully o sea testigo de acoso?
- Cuida lo que dices: Si ves que no aporta valor, será necesario que busques otras palabras para expresarte. Por ejemplo: en vez de decir “eso no se hace así” o “nunca sabes hacer nada”, intenta con “te enseño a hacerlo” o “hagámoslo juntos”.
- Sé coherentes entre lo que haces y lo que dices. No puedes decirles a tus peques “no le pegues a tu hermana/o” o “no insultes a tu hermano/a” si ese es el trato que tú les has enseñado por medio de tu ejemplo.
- Evita hablar mal de otras personas (en especial de quienes quieres): No uses comentarios ofensivos o descalificantes. Es preferible reforzar los comentarios nutritivos hacia las demás personas, estén o no presentes.
- Habla sobre el tema: Abre espacios de conversación en casa donde puedan hablar acerca del acoso, explícales qué es (siempre adaptando el lenguaje a su edad y experiencias) y por qué está mal.
- Conversa sobre la importancia de no apoyar estas conductas cuando otro las realiza. Discutan diversos ejemplos y pregúntales cuál es su opinión.
¿Qué hacer si mi hijo ejerce el acoso o es testigo de acoso en el colegio?
Es difícil aceptar que tu hijo o hija está acosando a otro en el colegio o saber que en su centro educativo se practican estas situaciones.
Por eso, lo primero es entender que esta es una posibilidad real, sin juzgar, señalar o negar.
- Conversen en casa sobre cómo se sentiría si eso le estuviese ocurriendo a él o ella. Pon algunos ejemplos claros para que puedan entender cómo se sienten los niños o niñas que son acosados. Estas actividades les ayudarán a desarrollar la empatía y entender la perspectiva del otro.
- Identifica si existen acciones en casa que puedan estar promoviendo dichas actitudes. No solo las actitudes violentas generan que los peques puedan hacer bullying a otros. También la falta de empatía y el querer ser siempre el primero puede generar que hiramos los sentimientos de los demás.
- Enséñale a respetar los límites de los demás niños y niñas, que si alguien no desea hacer algo, no se le debe obligar.
- Genera instancias que les permitan reconocer sus emociones y canalizarlas. Te recomendamos este artículo para profundizar en el tema.
Recuerda algo: la violencia genera violencia.
Si nuestros niños y niñas se crían en entornos que la fomentan la violencia (mediante palabras, gestos, actitudes y actos) se comportarán de forma violenta en otros espacios.
¿Por qué? Porque es la forma en la cual han aprendido a resolver los conflictos: con palabras hirientes, o gestos violentos.
Por el contrario, si enseñas desde el amor, la comprensión y la empatía, tendrás una estrategia efectiva de resolución de conflictos que tus hijos e hijas aprenderán y pondrán en práctica en otros entornos.