“Los millennials no quieren un príncipe azul.
Quieren una disculpa de sus padres”.
Luego lo volvimos a ver. Esta vez con una foto de Mei, protagonista de Turning Red, abrazando a su mamá.
Aunque puede dar risa, la verdad es que ambas películas de Disney traen un mensaje poderoso acerca de cómo se relacionan las familias con sus generaciones más jóvenes.
Estas nuevas temáticas evidencian algo: ha cambiado la forma como criamos a niñas y niños. Y eso está bien.
Películas para perdonar y sanar
La primera pregunta que quizás te ha surgido al ver Encanto y Turning Red es: ¿bajo qué patrones fui criada y cómo esto influye en las personas que soy hoy en día?
Pero vayamos más allá. ¿Cómo tu infancia influye en la forma cómo crías a tus hijas o hijos.
Hagamos un juego y por un momento viajemos al pasado.
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¿Cómo te veías a los 6 años?
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¿Cuáles eran las actividades que más te gustaban en tu infancia?
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¿De qué hablabas con tus amigos?
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¿Cómo te comunicabas con tu madre y padre?
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¿Te sentías libre o recuerdas que tu infancia estuvo llena de restricciones?
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¿Podías hablar con tus cuidadores de la misma manera que hablabas con tus amigos o amigas?
Es normal que en este momento sientas que tu infancia estuvo llena de paradigmas que limitaron tu libertad.
Lamentablemente, en años anteriores era “normal” que no se respetara la libertad de los más pequeños, no se les permitiera expresar sus gustos y hasta se castigara ese impulso natural por expresarse.
La verdad, muchas veces tu padre, madre y cuidadores en general hicieron lo que creían era correcto. Y como en el caso de Maribel y Mei es tu responsabilidad dar paso al perdón. Es la única manera de sanar y no cometer los mismos errores.
Por fortuna, los tiempos han cambiado y hoy tú entiendes que los niños y niñas deben crecer con la libertad para expresarse, para aprender y para crecer.
La importancia de las emociones en niños y niñas
Otro aspecto a destacar de estas películas de Disney es la forma como abordan las emociones de sus personajes.
Está bien sentir: alegría, tristeza, miedo, rabia, sorpresa, asco… Todas son correctas y padres y madres deben brindar un espacio seguro para que niñas y niños expresen sus emociones.
Y no solo en la infancia. Tú, como padre o madre, también puedes (y debes) expresar sin prejuicios cómo te sientes. Saber que su figura de autoridad se permite sentir le dará la seguridad a tus peques de aceptar y manejar sus propias emociones sin cohibirse.
Si quieres saber si tu hogar es un sitio donde las emociones se pueden expresar de forma abierta y sin juicio, hazte las siguientes preguntas:
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¿Cómo fomentas en casa la libre expresión emocional?
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¿Enseñas a los niños y niñas a expresarse libremente respetando al otro?
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¿Expresas tú lo que sientes frente a tus hijos y hijas?
Conversar abiertamente sobre tus emociones permitirá que los niños y niñas tengan la apertura y confianza suficiente para poder expresar lo que quieren y sienten.
Como vimos en otra famosa peli de Pixar, Intensamente, aprender a sentir las emociones y gestionarlas de forma correcta es la base para criar niños y niñas con inteligencia emocional y salud mental.
Y si te preguntas: “¿Cómo puedo fomentar la sana expresión emocional en casa?”, te recomendamos:
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Preguntar a tus hijos cómo se sienten
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Escucharlos mientras se expresan evitando emitir juicios de valor.
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Validar lo que están sintiendo.
Hacer lo que otros esperan de mí
Vuelve a tu infancia.
¿Te pasó alguna vez (o muchas) que te sentías en la obligación de complacer a otros o cumplir con las expectativas que ellos tenían de ti?
Aquí hablamos desde dar un beso a alguien que no te gustaba hasta sentirte mal por no sacar la máxima calificación en un examen. “¡Mi mamá me va a castigar!”, era de las frases más escuchadas cuando entregaban los boletines de clase.
Pero… ¿por qué? ¿Alguna vez le hiciste saber a tu mamá o papá cómo te sentías respecto a estas situaciones?
Resulta que es común que niñas y niños sientan la obligación de cumplir con las expectativas de sus cuidadores y así dejar de lado sus propias expectativas.
En ambas películas, Disney nos muestra a abuelas, madres y padres que ponen sobre la espalda de sus hijos e hijas responsabilidades que no les corresponden.
Aquí te preguntamos a modo de reflexión: ¿cuáles son tus expectativas ante tus hijos e hijas? ¿Has conversado abiertamente acerca de este tema? ¿Cómo se sienten ante esta situación?
Sí, son preguntas fuertes, pero necesarias.
¿A qué edad es bueno hablar de expectativas con los niñ@s?
Nuestros especialistas consideran que a partir de los 6 o 7 años es la edad ideal, expresando cuáles son nuestras perspectivas, escuchando de forma empática y validando las opiniones y sentimientos de los niños y niñas o adolescentes.
Ahora, puedes hablar con ellos acerca de las emociones desde más pequeños, ya que es bueno que les enseñes a entender qué están sintiendo y a gestionar y canalizar sus emociones desde muy pequeñitos (desde el año).
Recuerda que estas conversaciones deben hacerse siempre en un lenguaje apto y comprensible de acuerdo a la edad de los peques.
Las responsabilidades de niñas y niños
¿Has oído hablar de la autonomía progresiva? Aunque es un término desconocido, en realidad trata de las responsabilidades que niñas y niños deben ir adquiriendo a medida que crecen.
Pero hablemos claro. A ningún niño, niña o adolescente le gusta el término “responsabilidad”. Suena a cosas de adultos y ellos lo que quieren es divertirse y pasarla bien.
Sin embargo, las niñas y niños deben tener responsabilidades. Eso sí, deben ser conversadas y consensuadas, entre lo que deseamos los adultos y las capacidades, posibilidades, habilidades y deseos de los niños, niñas y adolescentes.
Aquí Turning Red trae otro gran aprendizaje para madres, padres y cuidadores: así como las niñas y niños tienen responsabilidades, también tienen derecho a la intimidad.
Si ya viste la película, recordarás que Mei tiene un diario personal que su madre invade y lee sin su consentimiento (y si no has visto la película, discúlpanos el spoiler).
¿Cómo te hubieses sentido tú si tus padres te llenaran de responsabilidades, expectativas y además violaran tu privacidad, todo bajo el argumento de que “te están cuidando”?
Permitirles validar sus emociones, brindarles un lugar seguro, respetarlos como los seres humanos que son y fomentar su independencia, tiene como resultado criar personas que confían en sí mismas.
Al final, lo que todos queremos son nuevas generaciones con la inteligencia racional, emocional y empática para construir un mundo más amable con todos. Así como Maribel y Mei lo hicieron desde sus películas.