Entrevista a la psicóloga Patricia Villarroel
Una preocupación constante de madres, padres y cuidadores en la primera infancia, es el manejo de pataletas. Entre los 2 y 4 años de edad pueden ser frecuentes y por tanto esperable que niños y niñas reaccionen de manera desbordada ante situaciones adversas.
Aunque entendemos que esto puede causarte mucha frustración como adulto, es importante reconocer que esta es una etapa sumamente importante para la niñez, porque están aprendiendo a identificar y regular sus emociones, y dicho aprendizaje estará mediado, en gran medida, por tu reacción ante los hechos y cómo lo manejes.
Conversamos con nuestra amiga y psicóloga Patricia Villarroel, miembro del equipo de Tapuy: casa mágica, para que nos compartiera algunos consejos que puedes poner en práctica.
¿Es correcto hablar de pataletas?
Patricia: A mí particularmente no me gusta este término ya que usualmente suelen ser una expresión emocional detonada por causas diversas, por lo que me gusta hacer referencia a “desbordes emocionales”.
Entonces ¿Cómo podemos actuar frente a estos desbordes emocionales?
Patricia: Lo primero es mantener la calma, el tono de voz que utilizas, la forma en que te expresas, y no solo en el momento del desborde, si no todo el tiempo. Un niño o niña que está constantemente sometido a gritos o enojos, difícilmente puede aprender a regularse.
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Agáchate a su nivel para que puedas mirarle a los ojos.
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Trata de entender qué fue lo que detonó la conducta. De esta forma podrán anticiparlo en situaciones posteriores y podrás evaluar qué estás haciendo tú que pudiese influir en el desborde del niño o niña.
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Evita etiquetar al niño niño o niña de “malcriado/a” o hacer comentarios negativos, “me estás haciendo pasar vergüenza” “me voy a ir y te vas a quedar aquí solo”.
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Identifica la emoción que está sintiendo el niño o niña, ponle nombre y dile qué está sintiendo: “¿Estás triste porqué querías ese juguete?, “¿Estás enojada con mamá porque querías más helado?”
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No lo tomes personal, muchas veces el adulto piensa que lo hacen por molestar o causarles un enojo.
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Mantén la firmeza sin perder la amabilidad; evita frases de poder, como por ejemplo: “No es no”, “Porque yo digo”; es mejor una ofrecer explicación sencilla: baja a su nivel, mirarle a los ojos y decirle “Hijo, en este momento no podemos llevarlo, entiendo que esto te ponga triste”.
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Evita dejarle solo, mantente presente pero respetando su espacio y sus tiempos.
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Contenlo, ofreciendo un abrazo y ayudándole a respirar para retomar la calma.
¿Y cómo manejamos los límites?
Patricia: Esto es muy importante, respetar y contener los desbordes emocionales no implica darles todo lo que quieren, de hecho es lo contrario: es enseñarles a manejar la frustración, a entender que hay cosas que sí y cosas que no pueden tener. Sé firme y evita enviar señales confusas. Por ejemplo, si le dices que no puede comer dulces de desayuno y el niño o niña hace una rabieta y terminas cediendo ante la conducta, le estamos enseñando que eso es lo que debe hacer para lograr lo que quiere.
Por último, ¿Se pueden evitar estos desbordes emocionales?
Patricia: Todos sentimos enojos, tristeza, frustración, pero se supone que como adultos podemos regularnos. Los niños y niñas están aprendiendo y entendiendo el mundo que les rodea, por eso es importante irles enseñando, no solamente con nuestra palabras, si no con el ejemplo.
Podemos anticiparnos a ciertas situaciones, por ejemplo: si sabes que hay un juguete en especial que no le gusta compartir, guardarlo cuando tenga visitas de otros niños. Evita los no rotundos y busca ofrecer siempre alternativas. En vez de “No vamos a ir al parque”, prefiere “Papá está cansado, ¿te parece si vemos una película y mañana vamos un rato al parque?”
Son pequeñas cosas que, aunque no parezca, tienen grandes resultados. La clave está en mantener el equilibrio, ni ser muy autoritarios ni dejarles hacer lo que les plazca. Debemos guiarlos en este complejo camino de aprender a reconocer y canalizar las emociones.
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¿Te gustó esta entrevista con nuestra psicóloga? Cuéntanos tu experiencia manejando y conteniendo las emociones de tus peques en los comentarios.